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martes, 15 de marzo de 2011

"ESTÁN VIVIENDO UNA PESADILLA"


Keiko Hoshino, japonesa de 60 años, lleva 20 en Navarra. Hace dos abrió una galería de arte. Su mente está ahora con los familiares y los amigos que siguen en Japón, devastado por el terremoto



LOS pensamientos que irrumpen en la mente de Keiko Hoshino, japonesa de 60 años afincada en Navarra desde hace 20, poco o casi nada tienen que ver con la exposición del pintor Alberto Letamendi que estaba a punto de inaugurar ayer en Orizuru, la galería que abrió hace dos años en la calle San Gregorio de Pamplona. "Hoy tengo que estar de cara al público, y me va a costar", contaba.

Keiko Hoshino nació en Niigata, la zona donde las autoridades niponas han previsto una nueva réplica. Sus gestos, y su mirada transmiten lo mismo que ella reconoce sentir: "Estoy muy nerviosa y asustada. No sé qué va a pasar".
Con las imágenes de un canal de televisión nipón en la pantalla de su ordenador, Keiko cuenta que su cabeza se encuentra ahora con su hija Yukiko, religiosa que reside en una zona no afectada ni por el terremoto ni por el tsunami, con Minori, una de sus amigas íntimas que vive en Kyoto, y con su cuñado, que aún no ha salido de Fukushima, la ciudad donde ha explotado uno de los reactores de una central nuclear. "Mi sobrino, Taka, que ahora está en Pamplona, ha podido hablar con él a través de Internet. Por teléfono es imposible. Las comunicaciones están cortadas", cuenta.
Taka, de 21 años, estudia ingeniería en la Universidad de Navarra. Su futuro prometedor pende ahora de un hilo: "Ya tenía un contrato con una empresa que se encuentra en Fukushima... Esta compañía también tiene sede en Tokio. El próximo jueves tiene previsto viajar. También está muy asustado", explicaba.
Cuando la tierra tiembla
Minori es una de las mejores amigas de Keiko. Ambas se conocieron en el colegio, donde sus profesores les enseñaban cómo debían actuar en caso de un terremoto: "Es una parte importante de nuestra educación. Todos sabemos qué hacer y a qué refugios debemos dirigirnos", señala con la mirada puesta en la pantalla de su ordenador donde un periodista informa de la última hora de las centrales nucleares: "Soy partidaria de la energía renovable. En Japón aún sigue vivo el recuerdo de Hiroshima y Nagasaki. Ojalá puedan resolver esta crisis", desea.
La última conversación que mantuvo ayer por la mañana con Minori, su amiga íntima, le dijo que había decidido no llevar a su hijo al colegio. "Todo el mundo tiene miedo a las réplicas. A veces lo peor es perderte y no saber dónde están tus seres queridos", dice. "¡Mira! Ahora cuentan la historia de ese hombre. Están diciendo que había vivido en esa casa, completamente destrozada, durante 30 años. Y ese señor está apuntando el nombre de su esposa. No sabe dónde está", traduce la galerista y pintora.
Keiko, licenciada en Bellas Artes, relata que ha vivido terremotos de una intensidad de tres y cuatro grados en la escala Richter. "Mis amigos dicen que si pudieran saldrían de ahí corriendo. Están viviendo una pesadilla".

Ánimo, Keiko. Todos os apoyamos, a pesar de no saber por lo que estáis pasando. Nuestro dolor es mucho más pequeño, pero ahí está. Que sepas que estamos contigo y con los tuyos!

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